Quisiera desentrañar el átomo del que parte el amor, deshilar en ínfimas cadenas el núcleo de mi sentimiento.
No hay que idear monstruosos complejos que absorban millones de euros, del que convalece en el suelo errando en convulsas creencias. Sólo un rayo del cielo guarda más con su palabra que cientos de burócratas apostando en la amañada ruleta.
Quiero desenmascarar el sentido de amar y ser correspondido sin medidas atómicas ni excelencia en la práctica. Cañón de hadrones, que oxidas con tú presencia el sentido de amar y la luz de la vida. Nunca sabrás que se siente, y cuando dividas el átomo en diez mil irrealidades seguirás preguntando con tu mirada. Olvidarse en el puente del timón que gira, del mar que arrastra, del viento que empuja. Amor, amor siempre amor en el escondite de una cortina, en lo abierto del cielo, en los pequeños detalles.
Siempre se vive. ¿Y tú hadrón?